Tal día como hoy, el 14 de Octubre de 1957, se produjo aquella trágica riada que ha marcado la memoria de los valencianos. Como recordatorio de la catástrofe han quedado a lo largo de la ciudad una serie de placas cerámicas o metálicas que indican el nivel que alcanzaron las aguas.
Una de ellas podemos encontrarla en el exterior de esa curiosa construcción antigua que asoma tímidamente entre las moles futuristas del Ágora y del puente del Azud del Oro (o “El Jamonero”, si se prefiere su acepción popular). Dicha construcción corresponde a la casa de compuertas y a un pequeño tramo del azud de la acequia del Oro, que precisamente da nombre al puente que se eleva por encima. Un azud es una barrera que eleva el nivel de agua de un rio para desviar parte de su caudal a una acequia de riego. La acequia del Oro recibe ese nombre de manera irónica ya que al estar situada en el tramo final de rio recogía todo el detritus de la ciudad, y aquello para los regantes era “oro”, ya que al regar los campos de paso también los abonaba.
Hoy celebramos la festividad del 9 de Octubre, con la figura del rey Jaume I como icono recurrente. Como recuerdo, el conquistador cuenta en Valencia con una estatua ecuestre en el Parterre y con una calle modesta y estrecha en el casco antiguo, que muchos cuestionan que no es merecedora de la talla de la figura histórica a la que está dedicada.
Puede que no les falte razón, pero esta calle y sus adyacentes- rotuladas precisamente como Conquista y Moro Zeit, en honor al último gobernador almohade de Valencia- son un hito urbanístico , ya que forman parte de la que posiblemente sea la primera operación inmobiliaria llevada a cabo en la ciudad, lo que hoy conocemos como un P.A.I. (Plan de Actuación Integral).
En el espacio delimitado por las actuales calles de Murillo, Palomar, Quart y Bolsería existió el importante convento de la Puridad, fundado en 1239, tras la entrada de Jaume I en Valencia. Tras su desamortización en 1836, fue derribado, y sobre su solar se desarrolló una operación urbanística (y especulativa) consistente en la creación y apertura de las calles Moro Zeit, Conquista y Rey Don Jaime. El resultado fue un conjunto de edificios residenciales finalizado por el arquitecto Antonino Sancho en 1850, para la burguesía acomodada de la época, que por entonces empezaba a buscar vivienda en distinta ubicación a la de sus lugares de trabajo, en contraposición a las tradicionales vivienda-taller que habían imperado hasta el momento.
Al igual que las zonas residenciales actuales, el conjunto tiene un carácter unitario, con edificios entre medianeras, con idéntica fachada y similar distribución interior.
Comienza la nueva temporada de La Noche con Rosa Rosado de la Cadena Cope, y volvemos a colaborar en el espacio cultural que José Talavera dedica a las leyendas españolas. En está ocasión, hablaremos de Los Endemoniados de la Balma, una leyenda que no es tal.
La Noche con Rosa Rosado se emite a nivel nacional desde la 1.30 a las 6 de la madrugada del viernes al sábado. El espacio dedicado a las leyendas empieza aproximadamente sobre las 3. Desde Valencia podemos escucharlo en el dial 93.1 de la FM
¿Quién no se ha emocionado alguna vez escuchando La Maredeueta de Concha Piquer? Una trágica historia de amor y redención compuesta en los años 20 por Manuel Penella para una Conchita Piquer en los albores de su trayectoria artística, que captura magistralmente todo el fervor popular que el pueblo valenciano vuelca sobre su patrona, la Virgen de los Desamparados, festividad que hoy celebramos.
Concha Piquer, una de las grandes voces de la música española y valenciana universal, nos legó un compendio de coplas que han quedado enraizadas en la memoria de generaciones: Ojos verdes, Tatuaje, En tierra extraña, La Lirio, Romance de Valentía…. La tonadillera nació en la calle Ruaya, en el barrio de Sagunto, en una casa hoy convertida en museo. La casa fue construida sobre el año 1900 y responde a la tipología de vivienda unifamiliar de clase obrera, con planta baja y piso. En su interior contrasta la sencillez del mobiliario de una casa humilde similar a tantas otras de la época con el glamour y oropel de los objetos expuestos pertenecientes a la carrera profesional de la artista: indumentaria, joyas, fotografías, una recreación de su camerino y –como no- los famosos “baules de la Piquer”.
Una curiosidad: Concha Piquer también cantó una copla a ritmo de zambra con letra de Rafael de León y música del maestro Solano llamada 13 de Mayo…que casualmente es la fecha de hoy.
Este fin de semana se estrena la nueva película de Los Vengadores, la famosa y rentable saga de superhéroes ideada por la Marvel. Iron Man, Hulk, Capitán América, Spiderman y demás tienen como sede un rascacielos conocido como Torre Stark, reconocible por su logotipo consistente en una característica letra A mayúscula (A de Avengers), encerrada en un circulo.
En teoría, el rascacielos se encuentra en Nueva York, pero si paseamos por la zona de Nou Campanar nos toparemos con un edificio que luce en su fachada un logotipo con un sorprendente parecido con el de la Torre Stark. ¿Acaso Los Vengadores tienen aquí una sucursal donde trasladarse en el supuesto de que los supervillanos ataquen su sede principal?
Y es que deambular por Valencia nos permite hallar, además de vestigios históricos, artísticos o etnológicos, estos pequeños placeres frikis.
Puede que cuando pasemos por la calle de Hernán Cortés reparemos en una fachada con un rótulo escrito con una tipografía art-decó muy característica que igual ya hemos visto en otros puntos de la ciudad como son los refugios antiaéreos de la Guerra Civil o la Sala Jerusalem. Dicho rótulo nos recuerda que en dicho lugar se encontraba el Cine Metropol, una sala diseñada por Javier Goerlich e inaugurada en 1934 aprovechando los bajos de un edificio construido en 1880. Durante casi siete décadas, este cine alternó películas de estreno, reestreno y programas de cine-estudio hasta que un incendio provocó su cierre en 2001.
Aunque no es el cometido de este blog, si me lo permitís, hoy os quiero contar una anécdota personal sobre esta sala de cine, que para mí supuso una de las experiencias cinematográficas más insólitas que como espectador he podido vivir.
Proyectaban aquel día un programa doble de películas de terror. Una de ellas era una producción titulada Demons dirigida por Lamberto Bava en 1985. El argumento de la película trataba de un grupo de personas que iban al cine a ver una película de terror y lo que sucedía en la pantalla poco a poco se iba repitiendo en el patio de butacas. Si no era suficientemente metacinematográfico e inquietante ir al cine a ver una película de “unos que iban al cine a ver una película y les pasaba lo mismo que les pasaba a los de la película” resultó que además la sala de cine que aparecía en las imágenes se llamaba…!Metropol! Pero lo mejor (o lo peor, según se mire) vino luego, cuando en un momento álgido de la proyección se produjo un apagón que dejó en la más completa oscuridad la sala, incluyendo pantalla y luces de emergencia. Durante unos interminables minutos, la gente asustada se puso a gritar frenéticamente hasta que volvieron las luces y la proyección se reanudó como si nada hubiese pasado.
Esta historia de terror la recuerdo con mucho cariño, pero mucho me temo que la autentica historia de terror que está a punto de suceder no la recordaré con tanto agrado, porque el Cine Metropol va a ser pronto derribado para construir un hotel. De nada sirven los valores artísticos de su estilo art-decó, ni de que se trate de un proyecto de un arquitecto prestigioso como Goerlich, ni mucho menos la memoria sentimental de varias generaciones de cinéfilos valencianos. El Cine Metropol va a ser asesinado como en las películas de miedo, porque por desgracia la realidad siempre es más terrorífica que la ficción.
Nueva colaboración en La Noche con Rosa Rosado de la Cadena Cope, en el espacio que José Talavera dedica a las leyendas españolas. Aprovechando la cercanía dde la Semana Santa, conversamos sobre el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia.
La Noche con Rosa Rosado se emite a nivel nacional desde la 1.30 a las 6 de la madrugada del viernes al sábado. El espacio dedicado a las leyendas empieza aproximadamente sobre las 3. Desde Valencia podemos escucharlo en el dial 93.1 de la FM
Hubo un tiempo en que la moderna zona residencial donde confluyen los barrios de Benicalap y Ciudad Fallera -hoy conocida como Nou Benicalap- era un idílico paisaje de huerta que rodeaba el antiguo núcleo rural de las Barracas de la Lluna.
Este núcleo era atravesado por un camino que partía de Benicalap y desembocaba en el histórico Cami Vell de Godella, propiciando no pocos paseos y meriendas al atardecer a los vecinos de la zona. Las barracas desaparecieron hace décadas, y las alquerías fueron absorbidas por la nueva edificación creando una suerte de plazas donde conviven de manera descontextualizada viviendas habitadas, otras en estado ruinoso y alguna que otra rehabilitada.
¿Y qué tiene que ver todo esto con las Fallas? Además de su proximidad al barrio donde se construyen los monumentos falleros, una de las alquerías se ha convertido tras su rehabilitación en la sede de la Federación de Fallas Benicalap-Campanar.
El grupo de viviendas de Nuestra Señora de la Valvanera en el barrio de la Creu Coberta es uno de tantos que se levantaron a principios de los años 60 en plena fiebre del desarrollismo urbano. Su arquitectura funcional y anodina no es distinta al de resto de edificios residenciales de sus mismas características construidos en aquella época.
Pero este grupo de viviendas dedicado a la virgen patrona de la Rioja guarda en el interior de su manzana de casas algo que lo hace distinto a todos los demás: un mercado.
El mercado –del mismo periodo que el bloque de viviendas-permanece invisible a cualquier persona que pase por la calle y nada delataría su presencia si no fuese por dos portalones metálicos recayentes a la plaza de Santiago Suarez “Santi” con sendos carteles que señalan la entrada al recinto.
La Valvanera, hoy, resiste a duras penas los envites de la vida moderna y la competencia de supermercados y centros comerciales, añorando los tiempos en que las industrias cercanas –especialmente MACOSA, la pujante fábrica de locomotoras de tren- proveían de clientes a sus puestos de venta.
El barrio de Nou Moles, en el distrito de L’Olivereta, debe su nombre a un antiguo molino de la época islámica cuyas nueve muelas que le daban nombre eran movidas por las aguas de la acequia de Favara. En 1901 se convirtió en la tercera central eléctrica que se instauró en Valencia y la primera en producir electricidad utilizando la fuerza del agua. El molino estuvo en uso hasta 1929, año en que fue arrasado por un terrible incendio y lo pocos restos que quedaron fue demolidos en 1960.
En 1908 se construyó junto al molino una estación eléctrica en la que se quiso aunar la funcionalidad con una estética que anticipaba a la de los edificios de la Exposición Regional de 1909. No en vano, la central fue proyectada por el arquitecto Vicente Rodríguez, uno de los artífices de la Exposición. El edificio destaca por su fachada -a medio camino entre la de una estación ferroviaria y la de un mercado- con grandes ventanales que permitían la entrada de luz natural a sus salas de máquinas.
Merece destacar, como curiosidad, que en 1955 se amplió su línea eléctrica a 10000 voltios para poder alimentar a varias subestaciones que daban servicio a distintas líneas ferroviarias del trenet de cercanías. La central eléctrica de Nou Moles estuvo en funcionamiento hasta el año 2000.
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