Hay edificios que debido a su funcionalidad permanecen cerrados al público y no se permite su visita, salvo contadas excepciones. El depósito de aguas de Quart de Poblet es uno de ellos. Tuvimos el privilegio de acceder con los debidos permisos a su interior a raíz de un estudio que estábamos realizando sobre la llegada del agua potable a Valencia.
Cuando se inauguró la primera red de agua potable en Valencia en 1850 se construyó el depósito general o sala hipóstila (actual Museo de Historia de Valencia) en el límite del término municipal de Mislata. Pese a su amplia capacidad, pronto fue insuficiente para garantizar el abastecimiento de agua a la ciudad y en 1886 se hubo de construir un depósito auxiliar en Quart de Poblet (dependiente administrativamente de Valencia) . El arquitecto Joaquín María Belda proyectó un depósito de doble espacio rectangular con una capacidad de más de dos millones de litros con un cerramiento perimetral de ladrillo caravista y acabado de piedra en zócalos, embocaduras y gárgolas que le hace asemejarse más a un baluarte defensivo que a un depósito de agua.
El depósito todavía está en uso aunque el agua ya no se destina al consumo humano. En su interior se conservan en buen estado sus elementos más representativos: hall de entrada, aljibe, pasillos de servicio y sala de válvulas.
Ya os hemos hablado en alguna ocasión del Casino del Americano, el palacete del S. XIX situado al final de la avenida de Burjassot. Un edificio que, pese a su valor arquitectónico y paisajístico, se encuentra abandonado y en estado ruinoso desde hace varios años. Debido a la falta de material grafico y basándose en testimonios de personas que estuvieron en el edificio principalmente en la época en que este se utilizaba como bar de copas, se ha especulado mucho sobre como era la decoración de su interior. Se ha afirmado, por ejemplo, de la existencia de pinturas murales dedicadas a los conquistadores de América, dado el origen indiano del propietario que mandó construir el palacete.
Pues bien, ayer tuvimos la oportunidad de salir de dudas durante una visita que realizamos con los compañeros de Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural. Como preveíamos, su interior se encuentra totalmente arrasado y presenta un aspecto tenebroso (con “aparición espectral” incluida). Pocos elementos ornamentales se han salvado del expolio, salvo detalles como la chimenea del salón principal, relieves de escayola con motivos mitológicos o fragmentos de pavimento.
Pero milagrosamente, las pinturas murales a las que hacíamos referencia aun se conservan y en relativo buen estado. Se trata de cuatro pinturas que adornan las pechinas de la cúpula circular que cierra el hueco de escalera y que se encuentra integrada en el torreón central. Para nuestra sorpresa, pudimos descubrir que en contra de lo que sabíamos hasta ahora, dichas pinturas no están dedicadas a los conquistadores de América, por lo menos en parte. En realidad se hayan representados cuatro personajes fundamentales de la historia española de los siglos XV al XVII: Miguel de Cervantes, Diego Velázquez, Gonzalo de Córdoba y Cristóbal Colón.
Pese a la tristeza causada por el total abandono del edificio, nos sentimos orgullosos de haber contribuido aunque sea mínimamente al esclarecimiento de este misterio y por poner al día a todas aquellas personas que durante todo este tiempo nos han preguntado interesándose por esta joya de la arquitectura burguesa valenciana.
Ahora solo nos queda esperar que las instituciones correspondientes procedan al rehabilitación del conjunto y de que una vez por todas lo integren, como está previsto, en el Parque de Benicalap.