En la población de Siete Aguas se encuentra la Cruz Pairal (o Peirón), que cuenta con una singularidad que la diferencia de otras cruces de término similares: fue erigida para señalizar la frontera entre los reinos de Castilla y Valencia.
Construida en 1432 por orden del Conde Berenguer-Mercader marcó el límite de ambos reinos hasta 1851, año en que la comarca castellana de Utiel-Requena fue incluida en la provincia de Valencia convirtiendo así al rio Cabriel en la nueva frontera oficial.
La cruz, de estilo gótico flamígero, está labrada con motivos religiosos representados por las figuras de San Antonio, San Francisco, Cristo Crucificado y la Virgen con el Niño. Un trenzado vegetal enlaza por ambas caras el escudo de armas de los Berenguer-Mercader. Aunque la base y la columna han sido restauradas, el capitel y el crucero son los originales.
En origen, la Cruz Pairal estuvo situada en la partida de las casas de la Contienda, junto al Camino Real. Tras varios cambios de emplazamiento, actualmente se encuentra ubicada en el parque de la Glorieta, a la entrada a Siete Aguas.
En la Catedral de Valencia se esconden toda clase de criaturas asombrosas que, con paciencia y buenas dotes de observación, seremos capaces de encontrar.
Junto a la puerta de acceso a la capilla del Santo Cáliz un hombrecillo totalmente cubierto de vello es atacado por unas bestias. Se trata de un homo sylvaticus, imagen recurrente en la iconografía medieval que representa al hombre salvaje que vivía en los bosques, cuyos rasgos lo emparentan con seres del folclore universal como hombres-lobo, yetis, bigfoots, sasquatchs o basajauns.
Fotografía: Wikipedia
Ahora que parece consolidarse lo de celebrar las Campanadas de Fin de año a lo grande en la plaza del Ayuntamiento, no está de más recordar que dicha actividad lúdica se viene celebrando desde hace 23 años en la popular plaza de Patraix, reconvertida para la ocasión en nuestra particular Puerta del Sol valenciana.
A falta del famoso reloj de la Casa de Correos madrileña, es el del campanario de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús el encargado de marcar el tránsito al año nuevo. El templo que preside la plaza, de estrecha volumetría alargada y esquinera, es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón sin capillas laterales. Su inusual planta se debe a que fue construido sobre el solar de unas dependencias –seguramente caballerizas- del antiguo palacio señorial de Patraix. El coqueto campanario octogonal fue remodelado en 1917 por el reconocido arquitecto Javier Goerlich.
Fotografía: La Valencia Insólita
Ayer tuvimos la oportunidad de asistir, por cortesía de nuestros amigos de Valencia Bonita, a un impresionante concierto de campanas en la torre del Micalet a cargo de los Campaners de la Catedral de Valencia. Fueron ellos los que se encargaron de voltearlas manualmente con distintos toques tradicionales consiguiendo un ambiente místico que hizo vibrar las paredes de la Sala de las Campanas. Video: https://photos.app.goo.gl/ULFJBVfm68mUzVJf2
Esta sala de planta octogonal se encuentra en el cuarto cuerpo de la torre y alberga once campanas de las trece que tiene el campanario, todas bautizadas con su propio nombre: Caterina, Jaume, Úrsula, Pau, Arcis, María, Vicent, Andreu, Manuel, Barbera y Violant. Siendo la María la más grande y la Úrsula la más pequeña. La Caterina es la más antigua, datada en 1305 es anterior al propio Micalet y perteneció al campanario primitivo de la catedral. Las dos campanas restantes están en la terraza: Miguel (que da nombre al campanario) y la de los Quarts.
Bajo la Sala de Campanas existen otras dos estancias que, al igual que esta, tienen el acceso restringido a los visitantes. En el segundo cuerpo, se encuentra la Presó, que a pesar de su nombre se utilizaba como albergue para todos aquellos que huyendo de la justicia se acogían a sagrado. En el tercer cuerpo se halla la casa donde residía el campanero y su familia, comunicada con la sala superior mediante un agujero en el techo por el cual bajaban las cuerdas de las campanas cuyos toques eran más habituales.
Fotografía: La Valencia Insólita
Hay experiencias que no tiene precio, y recorrer los tejados de la Catedral al atardecer es una de ellas. Se accede a los tejados por una escalera de caracol oculta en una de las capillas laterales del templo, y se accede al exterior por una torre rematada en un pináculo piramidal. Ahí arriba, lejos del mundanal ruido, tienes una perspectiva insólita de la propia Catedral y de los alrededores.
Contemplarás de cerca las azules cúpulas de teja vidriada, acariciarás con tus manos las ventanas de alabastro translúcido del cimborrio octogonal del S. XIV y pasearás bajos los arbotantes que sostienen la estructura pétrea.
Momentos únicos y emocionantes que, al igual que cantaría Bob Dylan, es como estar tocando a las puertas del Cielo.
![]()
Fotografía: La Valencia Insólita
![]()
Fotografía: La Valencia Insólita
![]()
Fotografía: La Valencia Insólita
Fotografía: La Valencia Insólita
Como todos los años las parroquias del distrito marítimo viven sus días más especiales durante la celebración de la Semana Santa. Aprovechando las procesiones vale la pena visitar las principales iglesias y descubrir algunas de sus leyendas y curiosidades históricas.
La de Santa María del Mar en el Grao, por ejemplo, tiene su origen en el S. XIV, aunque el templo actual fue construido en el S. XVII. En su interior alberga la talla de un Cristo crucificado, conocido cariñosamente como el Negret por su color oscuro. Cuenta una hermosa leyenda que en 1411 la talla llegó desde el mar flotando por el rio sobre una escalera de 33 peldaños. El rio Turia ejercía de frontera natural entre el Grao y Ruzafa (entonces municipios independientes). Como ambos poblados se disputaban la posesión del Cristo, las autoridades decidieron lanzar de nuevo la talla al mar para ver hacía donde se dirigía. Las aguas condujeron la talla hasta la orilla del Grao.
Y si las aguas protagonizan la leyenda, también lo hacen de un hecho histórico decisivo. Adosada a la fachada principal de la iglesia se encuentra una fuente con un niño sentado sobre una concha marina; Fue colocada en 1859 para dotar de agua potable a los vecinos del Grao, nueve años después de que la primera red de suministro se inaugurase en la capital.
Fotografía: Google Maps
El Convento de Santa Clara se encuentra en la avenida de Pérez Galdós. Se trata de un edificio religioso construido en 1911 por el arquitecto Ramón Lucini, en estilo historicista medievalista. Destaca por su cerramiento de muros de mampostería careada mixta con recercado de huecos que remite directamente a la arquitectura teresiana y por la iglesia neoclásica a la que se accede por un pequeño atrio.
Existe en Valencia la tradición de que las falleras depositen huevos en el convento como ofrenda a la patrona del buen tiempo, (y también de la televisión y las telecomunicaciones, por cierto) rogándole que no llueva durante las fiestas.
Este año la ofrenda ha debido ser generosa, puesto que las lluvias que amenazaban con aguar la semana fallera remitieron justo antes de la plantá…
Fotografía: La Valencia Insólita
Un año más celebramos la festividad del santo patrón de nuestra ciudad y como siempre retomaremos la clásica conversación de si la fiesta es de “cruces para dentro” o de “cruces para afuera”. De las cruces de término de la ciudad de Valencia ya hemos hablado en otras ocasiones. Pero hoy nos vamos a detener ante la más desconocida de ellas: la situada en el Camí Vell de Picassent.
El Camí Vell de Picassent partía antiguamente del Cementerio General y atravesaba la Huerta de Favara en dirección a la población de Picassent. Las obras del cauce nuevo del Turia fragmentaron el curso del camino. La cruz se halla en un tramo de este camino situado entre la carretera de Alba y la V-30, interrumpido por la autovía y sin salida a esta. Su tipología es similar al del resto de cruces históricas de la ciudad y podría tener sus orígenes en los siglos XIV o XV. Junto al crucero, un puentecillo sobre una acequia da acceso a la parte trasera de la Ermita de la Aurora, cuyo empedrado esta presidido por otra cruz muy curiosa.
Al no ser lugar de paso, su emplazamiento convierte a este conjunto en un lugar secreto y casi invisible de bucólica belleza.
Fotografía: La Valencia Insólita
Hoy, 9 de Octubre, celebramos una vez más el día de la Comunitat Valenciana, y por ende la festividad de San Dionís, patrón de los enamorados valencianos, durante la cual los hombres regalan a las mujeres la tradicional mocadorá.
San Dionís (que fue mártir, apóstol de las Galias y primer obispo de París) tuvo culto en una antigua mezquita reconvertida en iglesia en el S. XVI, donde compartía advocación con el santo titular, San Miguel. Este templo, que estaba ubicado en la actual calle de San Miguel, fue incendiado durante la Guerra Civil y posteriormente demolido. Su portada renacentista se salvó del derribo, y haciendo cierto el dicho popular de “desvestir un santo para vestir a otro” acabó convirtiéndose en la fachada de la actual parroquia de San Pascual Baylón, situada en la calle del Doctor Moliner.
La estampa de esta portada es ciertamente curiosa, puesto que la hornacina central que anteriormente albergaba la figura de San Miguel, ahora la ocupa otra de San Pascual de mucho menor tamaño, con el consiguiente impacto visual que le hace asemejarse a un pequeño ninotet.
Tras la demolición del templo antiguo, a San Dionís se le dedicó (a medias con San Pancracio) una modesta parroquia en el barrio de Torrefiel, donde además la comunidad ecuatoriana de Valencia venera a una de sus dos patronas, la Virgen del Cisne.
El patrón de los enamorados cuenta además con capillas dedicadas a su culto en importantes centros religiosos de la ciudad como son la Catedral o la iglesia de San Nicolás.
Fotografía: La Valencia Insólita
Desde la Edad Media hasta finales del S. XIX los enterramientos cristianos se realizaban en cementerios o “fossars” pertenecientes a las iglesias y conventos situados intramuros. Algunos fueron muy importantes, como los de Santa Catalina o San Martín.
Con la construcción del Cementerio General, todos los cementerios parroquiales fueron erradicados, a excepción del de la iglesia de San Juan del Hospital. En el patio sur del conjunto eclesiástico –antigua área cementerial– se conservan cuatro arcosolios sepulcrales del siglo XIII que cobijaban enterramientos familiares y una curiosa capilla hospitalario-funeraria de estilo gótico, donde según cuenta la tradición el rey Jaime I escuchó misa.
Este excepcional patrimonio, hasta ahora oculto a los ojos de los visitantes, ha sido rehabilitado y abierto al público para su conocimiento y disfrute.