Aunque los bancos no gozan de mucha popularidad en estos momentos conviene recordar que la segunda entidad bancaria pública que hubo en el mundo fue en Valencia. Se llamó Taula de Canvis y fue autorizada por Martín el Humano en 1407 a imitación a la de Barcelona creada seis años antes. Consistía en una mesa de madera regida por las autoridades municipales en la cual se intercambiaba moneda y letras de cambio (de ahí su nombre) y se velaba por la legalidad de las transacciones económicas. Funcionó hasta el S.XVIII.
La Taula de Canvis aun se conserva, podemos contemplarla en uno de los salones del Palacio de Cervelló (situado en la plaza de Tetuán).
Hablábamos hace algunas semanas sobre el antiguo Hospital, hoy Biblioteca Municipal. Lo que queda hoy en día es solo una parte del complejo que fue derribado en los años 70. Casi todo se perdió en la demolición, pero casi un centenar de columnas de columnas renacentistas fueron expoliadas durante el derribo. Actualmente solo se conoce el paradero de unas pocas.
Algunas están ubicadas fuera de la ciudad, en Moncada o en la urbanización Montesol de L’Eliana. Y algunas las habremos visto en multitud de ocasiones sin reparar en su origen. Es el caso de la columna de la plaza de Manises (junto a la Generalitat) o la de Na Jordana, que tantos años convivió dentro de la falla del mismo nombre y que fue trasladada hace un tiempo a la orilla del rio.
¿Quién no recuerda aquellas cajitas metálicas redondas de color rojo del ungüento Cañizares que durante décadas sirvió para curar granos y forúnculos varios? Este famoso remedio fue inventado por la familia Cañizares, estirpe de farmacéuticos de Valencia que fueron dueños de varias farmacias en nuestra ciudad. Aunque aquellas boticas del S. XIX ya no funcionan como tal, los negocios que ocupan hoy en día sí han sabido conservar su fisonomía y encanto originales. Una de ellas, situada en la calle Caballeros, está ocupada por el popular Café Sant Jaume. La otra, frente al Mercat Central, es actualmente una tienda especializada en productos gourmet de la Comunitat Valenciana.
En el corazón de la huerta de En Corts, en la partida del mismo nombre, muy cerca del Centro Comercial El Saler, se encuentra la ermita del Fiscal, dedicada a la Virgen de los Desamparados. La fecha de su construcción es incierta, se piensa que pudo ser en origen una mezquita musulmana e incluso existe una leyenda oral que le atribuye como lugar en el cual realizaba sus juicios la Inquisición (De ahí la posible alusión al fiscal). De sencilla arquitectura, pasaría desapercibida si no fuese por la espadaña o el retablo cerámico en su fachada.
Este grupo de 26 viviendas (y ermita) para pescadores ubicado en la pedanía de El Perellonet fue construido a principios de los años 50, por mediación del Marqués de Valterra que cedió sus terrenos para ello. Llama poderosamente la atención la curiosa estructura parabólica de las viviendas, más propia de la arquitectura industrial, y su acabado con colores tan netamente mediterráneos como el blanco y el azul.
Con este nombre se conoce a una finca situada en el Camino de Farinós, justo en el límite de los términos municipales de Valencia y Alboraia. Esta construcción del S. XIX destaca por su enorme jardín de exuberante vegetación. Perteneció a Félix Robillard, el botánico francés que mediante la plantación de malvarrosas desecó la marjal que daría origen (y nombre) al actual barrio marítimo.
A principios del S. XX se produjo un éxodo de inmigrantes que venían del campo para encontrar trabajo en la incipiente industria de la capital. Se decidió entonces construir cuatro barrios en el extrarradio para alojar a los obreros. De aquellos cuatro barrios solo sobrevive el de Ramón de Castro (llamado así en honor a su promotor), una veintena de casas situadas en la calle del mismo nombre en el corazón de Patraix. Se inauguró en 1910, y la propia Reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, entregó las llaves a sus habitantes.
Los Silos es uno de los edificios más emblemáticos de Burjassot. Pero este espectacular depósito de trigo siempre perteneció a la ciudad de Valencia puesto que fueron los jurados valencianos quienes en el S. XVI decidieron construirlo en ese lugar debido a que el terreno calcáreo era el idóneo para excavar los silos que guardarían el grano. Se terminó de edificar a finales del S. XVIII y sigue siendo de titularidad municipal aunque la capital lo cedió al Ayuntamiento de Burjassot en 1975.
Merece la pena visitar el hermoso conjunto formado por el gran patio enlosado, las botigas, la ermita y la puerta y los elementos más característicos como la cruz, el pozo y, cómo no, los “pilons” que sellan las bocas de los 41 silos que aun se conservan.
¿Quién no recuerda aquella mítica finca situada en la Rue del Percebe que aparecía en los tebeos del genial dibujante Ibáñez?
Cuando Javier Fesser llevó al cine “La gran aventura de Mortadelo y Filemón” eligió Valencia para recrear la emblemática dirección de 13, Rue del Percebe, rodando en un edificio del barrio de Carmen, ubicado en la esquina de las calles Alta y Mesón de Morella.
Lógicamente, no derribaron la fachada durante el rodaje, fue la magia de los efectos especiales. Con posterioridad a la película, el edificio fue restaurado.
Los terrenos que actualmente ocupa la Consellería de Cultura en la Avenida de Campanar, hasta los años 80 estuvieron ocupados por el Grupo San Francisco Javier que fue inaugurado en 1946 como preventorio infantil. De aquel conjunto solo queda la tapia perimetral y la iglesia. Llama la atención su estilo árabe que le hace asemejarse mucho a una mezquita. De hecho, todo el conjunto estaba construido en este estilo. Ello se debió, posiblemente, a la influencia del promotor de la obra, el Gobernador Civil Tovar, que había ejercido como militar en África.
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